viernes, 17 de abril de 2009

El reino de los invisibles


En el reino de los invisibles abundan los que no cuentan, aquellos que no salen en televisión, ni en propagandas.
El reino de los invisibles lo conforman aquellos que su misma imagen molesta porque no son “normales”, se les tilda de “sub-normales”, “anormales” o fueron declarados “inocentes”.
En el reino de los invisibles están los que no importan porque no pueden votar, no trabajan, sólo son objeto de la pena y la caridad mal entendida.
Invisibles son los discapacitados en un país en vías de desarrollo. Ser niño y discapacitado en Ecuador es claramente una doble discriminación, si le sumamos el factor cultural de una sociedad que se avergüenza de ellos y los esconde nos encontramos con una de las mayores injusticias de la sociedad.
Durante el año 2008 hemos estado acercándonos a la realidad de la discapacidad presente en nuestra parroquia. Lo hemos hecho con los pies descalzos pues teníamos muy poca formación y todo eran dudas y problemas a resolver. Lo hemos hecho sin prometer nada pues nada teníamos para ofrecer más que la compañía y el afecto, la cercanía a esta realidad tan desconocida y a la vez tan vulnerable.
El fruto de este año que ha pasado ha sido mucho. Incontables han sido las lecciones de humanidad recibidas, por los propios discapacitados pero quizá más por los familiares. Sobre todo tantas madres que lo han dado todo por sus hijos, por cuidarles, atenderles y no separarse un momento de ellos. Nos hemos quedado más que admirados ante el sacrificio de estas mujeres que, viviendo en situaciones de extrema pobreza hacen lo imposible por sacar a sus hijos adelante.
También hemos descubierto situaciones bien dolorosas de abandono, pérdida de dignidad, violaciones, maltrato etc. Situaciones que nos han sobrecogido y que a la vez nos han comprometido aún más en este caminar.
A través de ese acercamiento vimos la primera y gran necesidad que había y es que realmente eran invisibles, no existían, no estaban inscritos en ningún registro civil ni tenían cédula de identidad. Poco a poco se les consiguió la cédula y más adelante, por el mes de septiembre el carnet del CONADIS que es la institución en Ecuador para las personas discapacitadas.
Sin tener planificado, han sido varios los voluntarios españoles que se han acercado a nuestra parroquia para prestar sus servicios desde su capacitación en discapacidad. Ellos nos han dado ideas, formación y mucho ánimo para continuar adelante.
El camino que aún queda es largo pues las necesidades son muchas: centro de rehabilitación oral y física, aula de discapacidad, talleres ocupacionales, atención médica especializada y sobretodo un transporte adecuado pues hay una gran parte que se encuentran en la zona del campo donde ser discapacitado es una condena a la inmovilidad por las malas condiciones de acceso.
Ya existe la asociación de padres y amigos de personas con discapacidad “Talita Kum”. Desde el comienzo entendimos que no podemos hacer nada para las personas con discapacidad, sin las personas con discapacidad.
Junto con ellos queremos caminar por el sendero de la promoción, de desarrollar todas las otras capacidades que sí tienen cada uno de ellos. El camino de la justicia social promoviendo el desarrollo de sus derechos y su puesto en una sociedad que les incluya, no desde la lástima o la pena, sino desde la igualdad y la adaptación.
Poco a poco queremos que sean más y más visibles. Al dedicarnos a ellos descubrimos que nadie es tan perfecto como piensa y que cada uno tenemos nuestras pequeñas taras de un modo u otro. En el mundo de la discapacidad estamos todos metidos pues afecta a todos los sectores de la sociedad y todos tenemos que responder.
Es cuestión de adaptar la mente y la sociedad, es cuestión de cambiar el ritmo e ir todos juntos y a tiempo, como decía el poeta.

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